lunes, 27 de febrero de 2012
Merecidas hacidas y amor.
Aunque soy risueña, últimamente la sonrisa que dibujas tú en mi cara me parece más bonita, más sincera y relajada, de esas que salen sin necesidad de demostrarle al mundo que nadie podrá borrarla...porque llegados a este punto el mundo me da igual. Gracias.
domingo, 19 de febrero de 2012
Amor sin Q.
Yo soy yo, tú eres tú. Yo no estoy en este mundo para cumplir tus expectativas, tú no estás en este mundo para cumplir las mías. Tú eres tú, yo soy yo. Si en algún momento o en algún punto nos encontramos será maravilloso, si no, no puede remediarse. Falto de amor a mí mismo cuando en el intento de complacerte, me traiciono. Falto de amor a ti cuando intento que seas como yo quiero, en vez de aceptarte como realmente eres. Tú eres tú y yo soy yo.
Fritz Perls
miércoles, 15 de febrero de 2012
A veces, solo a veces.

Era una noche de tormenta. Le encantaba apoyarse detrás del cristal para sentir el frío que las gotas dejaban detrás de la ventana y respirar cerca condensando el aire que sus pulmones ofrecían. Le hacía sentir viva. Quizás eran horas, pero ella disfrutaba de una forma extrañamente placentera los enfados de la naturaleza: el resplandor de los relámpagos abriéndose paso en medio de la noche, que jugaba divertido con la luz de sus ojos. Era el único momento en el que podía dejar sus miedos aparcados, o puede que por un instante, los liberara en medio de la tormenta y dejara que se unieran a la aventura natural de la corriente eléctrica que iluminaba el oscuro manto. Sentía paz en medio de aquel baile de luz y agua. Pero cuando el ruido de la tormenta iba disminuyendo, parte de ella iba desvaneciendo hasta consumirse tanto como lo hacían las gotas que dejaba el vaho de su respiración. Parte de ella se iba con la despedida de los rayos que dividían el techo salpicado de estrellas. Y una cosa estaba clara...ella era la que más brillaba, aunque siguiera esperando apoyada en el cristal, mil tormentas más para sentirse tan viva, así, detrás de la ventana, haciendo y deshaciendo a su antojo, los deseos irrefrenables de bailar bajo la lluvia, solo con la música que le tarareaba tan bajito, aquella voz imaginaria al oído. A veces, ella era yo. A veces algún día, fuí ella.
viernes, 10 de febrero de 2012
Minutero.

El tiempo no espera, no para, no piensa, no siente, no mide, no quiere...
Simplemente pasa. Transcurre según escribo, según me doy distancia para ordenarme. Y así es como se escapa de las manos. La de gente que daría por volver e invertirlo en un momento de su vida, en algo que se quedó flotando en el aire, pensando que quizás tendrían tiempo para emplearlo algún día. Y ya ves, yo aquí, tirando por la borda los segundos, odiándome cuando no lo aprovecho y no puedo controlarlo ni obligarme. Todos somos egoístas cuando se trata de nosotros mismos y está bien; defender la soledad, los sentimientos, los miedos; incluso está bien cuando lo estás haciendo mal. Pero amigos, si lo pensamos con la cabeza fría, no hay nada que merezca más la pena que este instante de delante y todo lo que contiene, porque nadie sabe qué podrá pasar mañana. Pasito a paso sí se saborean mejor las cosas. Pero saboreémoslas.
martes, 7 de febrero de 2012
Intimidades.

Carguemos nuestras alas fabricadas con ternura, de paciencia absoluta; volquemos un poco de reloj atrasado para poder aprovechar cada momento, cada sensación, cada sonrisa, cada gesto que nos regalemos. Esta etapa llamada sin nombre, no voy a desperdiciarla, ni tirarla para que acompañe a los errores del pasado. Voy a conventirlo en mis ganas de aguantarme el deseo, para desearte mucho más y perderme mucho menos, para disfrutarlo con todas las letras y no deslizarlo a la rutina, a los momentos esquematizados, al desgaste de los sentimientos, de los reproches. No pienso ser igual que el resto, y fundirme en la hoguera de los necios, que creen querer más por decirlo más alto, más cerca...
Quizás convierto en guerra la paz de mis ideas y mi mente cuando doy tantas vueltas en esta cabeza impregnada de vientos y huracanes, quizás soy yo quien turba la tranquilidad de su tregua, quizás soy yo misma quien se pone zancadillas, obstáculos innecesarios para mantenerme en alerta, haciendo guardia en el fuerte de la tormenta silenciosa; quizás solo forma parte del proceso de defenderme de mí misma y sentirme protegida dentro de donde me encierro a veces para calmarme cuando siento que el miedo a que me hagan daño es mucho mayor que el deseo de disfrutar. A sí que, si tú quieres, te invito a tener paciencia siendo quien eres, para hacerme sentir como me siento. Respiremos juntos, sin bocanadas innecesarias.
Decían que estaba loca.

A veces nos dejamos llevar tanto, que olvidamos la realidad que está acechándonos de forma continua. Hay veces que es mejor relajarse y disfrutar del aire que respiras, del que te ofrecen la vida, los paisajes, las nubes...del que te ofrecen las personas. Aunque sea lentamente y nadie lo comprenda y confundan la extravagancia con las ganas de vivir. A partir del mundo que me rodea, mi grado de locura quizás no se pueda discernir de la cordura, o el deseo del capricho, o la seriedad de la frialdad. Desde mis ojos curiosos y este viaje que me procura cierto inconformismo, mi alma se encierra en la seguridad de no tropezar, de no hacerse daño de manera innecesaria, provocándome desconfianza hasta de mis propios actos. Supongo que esto es como todo, paciencia, sobretodo teniendo en cuenta el mundo que habita en mi cabeza soñadora. Yo me doy tregua, aunque a veces no soporte mi agobio que recuerda las tintas desgastadas del dolor pasado, provocando borrones en las historias ni siquiera escritas.
Si bailar bajo la lluvia me provoca pulmonía, que se rían los desgraciados que caminan siempre en seco...yo no me burlaré de su simpleza. Al fin y al cabo cada uno vive y siente como le place.
Así que respirar y sentir la lluvia en mi cara, son mis formas de sentirme libre, de no ensuciar la respiración que me brindan las sensaciones que acompañan a los sentidos. Y disfrutar del amor, aunque sea poco a poco, aunque tenga que ser sin pegar bocados de avaricia. Así está mejor. ¿Me acompañas?
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