viernes, 27 de abril de 2012
Catálogo de costumbres.
Para corazones rotos.
Te arrancan un pedazo de tu puzzle y sientes como se te va la vida en cada suspiro de un superficial adiós...
Que harías lo que fuera por lo que se fue y ya no está, por los que ya no vuelven porque no pueden y por los que pueden quedarse y se van...y que sientes que la vida se te acaba aunque sabes que continúa, y te echas la culpa aunque haya cosas que ni siquiera has hecho, pero eso da igual...da igual si puedes recuperar lo que estás perdiendo a cada paso que das.
Y sentirte tan solo, pero da igual...todo da igual porque quizás nunca recuperes tu vida, la gran parte de tu alma...
domingo, 15 de abril de 2012
Y lo dejo todo.
miércoles, 28 de marzo de 2012
Y nubes de algodón.
A veces es necesario evitar decir lo que sentimos en alto, dejar que otros lo describan en canciones y seamos los que callemos y escuchemos melodías y palabras que nos recordarán, lo que ya sabíamos de antes, pero el dolor no nos dejó ver...algo como que otros ya se sintieron igual que tu. Preciosa canción de Sortilegio- el día menos pensado.
El día menos pensado
prometo dejar de pensar,
dejaré de prometer,
decidiré actuar,
perseguiré los sueños
que hoy me persiguen
y no dejaré para mañana
lo imposible.
El día menos pecado pecaré
de exceso e inconfeso,
no precisaré absolución,
seré yo mismo y dejaré a un lado
toda mi circunstancia
y en los rumores encontraré
el silencio que me falta.
El día menos soñado
vivo los sueños que hoy desvivo.
El día menos bailado
vuelan mis pies sobre un doble filo.
El día menos pintado
tiño las nubes con sudor y frío.
El día menos pensado
vuelvo a pensar
que ese día no ha llegado.
El día menos pensado
cuando decida hacer inventario,
inventaré los días que viví
deshojando el calendario,
soñaré los besos que no di
en días no soñados
y escribiré canciones que
no hablen del pasado.
El día menos soñado
vivo los sueños que hoy desvivo.
El día menos bailado
vuelan mis pies sobre un doble filo.
El día menos pintado
tiño las nubes con sudor y frío.
El día menos pensado
vuelvo a pensar
que ese día no ha llegado.
sábado, 10 de marzo de 2012
viernes, 2 de marzo de 2012
Temblando.

Cuando este blog salió a flote de mis manos y mi mente, pero sobretodo de mi corazón, iba destinado directamente a mí y a todas las personas que no quería que me leyeran. Era la única manera “pública” que tenía de expresarme, sobretodo de chillar en alto lo que me obligaba a callar. Tanto me acostumbré a que fuera así, que cuando leo lo que escribo y siento, se revuelve en mí todo mi ser, me siento invadida e incluso intimidada. Leo incrédula mis palabras y me sonrojo, no sé si por vergüenza o miedo; miedo a que sepas más de la cuenta y tengas ventaja sobre mí. Fíjate si tengo barreras impuestas gracias a todos los castigos que me he obligado a cumplir, que ni siquiera te creo cuando me dices lo que significo. Y me cabreo, contigo porque lo expresas claramente y yo me empeño en que no, y conmigo porque siento que no merezco escucharlo. Así que me hago daño, me siento sobre esta piedra que se tambalea en medio del vacío y muevo las piernas para saber cuánto estoy dispuesta a aguantar mientras escucho la melodía de “ya te lo advertí…”, retumbando entre las costillas. Y me vuelvo a cabrear pensando que es difícil aguantar a una persona que está en constante desequilibrio, cuestionando siempre las palabras y mucho más injustamente los hechos. Porque cuando me hablas se me olvidan los hechos (facta non verba). Y me canso de mí, de no poder confiar siempre, y no solo a veces, en tus ojos y tu sonrisa y la alegría que me brindas, porque creo que no lo merezco; y vuelvo a preguntarme el porqué de este miedo y vuelvo a castigarme también por pensar la de dificultades que hay en el mundo y lo fuerte que llego a ser con ellas...y que en cambio cuando me replico a mí misma siempre gana lo que me hace perderme.
Que no dejas que te quieran, solo quieres que te abracen y publicas que no tuve ni valor para quedarme, grande Iván Ferreiro...Y como dice aquella canción de volando entre tus brazos, por primera vez en 22 añitos, tengo tanto miedo de perderte, de estar a tu lado y no merecerte...
Y así. Escuchando Ara malikian-Princesa.
Es necesario diferenciar las cosas: lo que siempre existe sin haber nacido y lo que siempre está comenzando sin jamás llegar a ser. Platón
lunes, 27 de febrero de 2012
Merecidas hacidas y amor.
domingo, 19 de febrero de 2012
Amor sin Q.
Yo soy yo, tú eres tú. Yo no estoy en este mundo para cumplir tus expectativas, tú no estás en este mundo para cumplir las mías. Tú eres tú, yo soy yo. Si en algún momento o en algún punto nos encontramos será maravilloso, si no, no puede remediarse. Falto de amor a mí mismo cuando en el intento de complacerte, me traiciono. Falto de amor a ti cuando intento que seas como yo quiero, en vez de aceptarte como realmente eres. Tú eres tú y yo soy yo.
Fritz Perls
miércoles, 15 de febrero de 2012
A veces, solo a veces.

Era una noche de tormenta. Le encantaba apoyarse detrás del cristal para sentir el frío que las gotas dejaban detrás de la ventana y respirar cerca condensando el aire que sus pulmones ofrecían. Le hacía sentir viva. Quizás eran horas, pero ella disfrutaba de una forma extrañamente placentera los enfados de la naturaleza: el resplandor de los relámpagos abriéndose paso en medio de la noche, que jugaba divertido con la luz de sus ojos. Era el único momento en el que podía dejar sus miedos aparcados, o puede que por un instante, los liberara en medio de la tormenta y dejara que se unieran a la aventura natural de la corriente eléctrica que iluminaba el oscuro manto. Sentía paz en medio de aquel baile de luz y agua. Pero cuando el ruido de la tormenta iba disminuyendo, parte de ella iba desvaneciendo hasta consumirse tanto como lo hacían las gotas que dejaba el vaho de su respiración. Parte de ella se iba con la despedida de los rayos que dividían el techo salpicado de estrellas. Y una cosa estaba clara...ella era la que más brillaba, aunque siguiera esperando apoyada en el cristal, mil tormentas más para sentirse tan viva, así, detrás de la ventana, haciendo y deshaciendo a su antojo, los deseos irrefrenables de bailar bajo la lluvia, solo con la música que le tarareaba tan bajito, aquella voz imaginaria al oído. A veces, ella era yo. A veces algún día, fuí ella.
viernes, 10 de febrero de 2012
Minutero.

El tiempo no espera, no para, no piensa, no siente, no mide, no quiere...
Simplemente pasa. Transcurre según escribo, según me doy distancia para ordenarme. Y así es como se escapa de las manos. La de gente que daría por volver e invertirlo en un momento de su vida, en algo que se quedó flotando en el aire, pensando que quizás tendrían tiempo para emplearlo algún día. Y ya ves, yo aquí, tirando por la borda los segundos, odiándome cuando no lo aprovecho y no puedo controlarlo ni obligarme. Todos somos egoístas cuando se trata de nosotros mismos y está bien; defender la soledad, los sentimientos, los miedos; incluso está bien cuando lo estás haciendo mal. Pero amigos, si lo pensamos con la cabeza fría, no hay nada que merezca más la pena que este instante de delante y todo lo que contiene, porque nadie sabe qué podrá pasar mañana. Pasito a paso sí se saborean mejor las cosas. Pero saboreémoslas.
martes, 7 de febrero de 2012
Intimidades.

Carguemos nuestras alas fabricadas con ternura, de paciencia absoluta; volquemos un poco de reloj atrasado para poder aprovechar cada momento, cada sensación, cada sonrisa, cada gesto que nos regalemos. Esta etapa llamada sin nombre, no voy a desperdiciarla, ni tirarla para que acompañe a los errores del pasado. Voy a conventirlo en mis ganas de aguantarme el deseo, para desearte mucho más y perderme mucho menos, para disfrutarlo con todas las letras y no deslizarlo a la rutina, a los momentos esquematizados, al desgaste de los sentimientos, de los reproches. No pienso ser igual que el resto, y fundirme en la hoguera de los necios, que creen querer más por decirlo más alto, más cerca...
Quizás convierto en guerra la paz de mis ideas y mi mente cuando doy tantas vueltas en esta cabeza impregnada de vientos y huracanes, quizás soy yo quien turba la tranquilidad de su tregua, quizás soy yo misma quien se pone zancadillas, obstáculos innecesarios para mantenerme en alerta, haciendo guardia en el fuerte de la tormenta silenciosa; quizás solo forma parte del proceso de defenderme de mí misma y sentirme protegida dentro de donde me encierro a veces para calmarme cuando siento que el miedo a que me hagan daño es mucho mayor que el deseo de disfrutar. A sí que, si tú quieres, te invito a tener paciencia siendo quien eres, para hacerme sentir como me siento. Respiremos juntos, sin bocanadas innecesarias.
Decían que estaba loca.

A veces nos dejamos llevar tanto, que olvidamos la realidad que está acechándonos de forma continua. Hay veces que es mejor relajarse y disfrutar del aire que respiras, del que te ofrecen la vida, los paisajes, las nubes...del que te ofrecen las personas. Aunque sea lentamente y nadie lo comprenda y confundan la extravagancia con las ganas de vivir. A partir del mundo que me rodea, mi grado de locura quizás no se pueda discernir de la cordura, o el deseo del capricho, o la seriedad de la frialdad. Desde mis ojos curiosos y este viaje que me procura cierto inconformismo, mi alma se encierra en la seguridad de no tropezar, de no hacerse daño de manera innecesaria, provocándome desconfianza hasta de mis propios actos. Supongo que esto es como todo, paciencia, sobretodo teniendo en cuenta el mundo que habita en mi cabeza soñadora. Yo me doy tregua, aunque a veces no soporte mi agobio que recuerda las tintas desgastadas del dolor pasado, provocando borrones en las historias ni siquiera escritas.
Si bailar bajo la lluvia me provoca pulmonía, que se rían los desgraciados que caminan siempre en seco...yo no me burlaré de su simpleza. Al fin y al cabo cada uno vive y siente como le place.
Así que respirar y sentir la lluvia en mi cara, son mis formas de sentirme libre, de no ensuciar la respiración que me brindan las sensaciones que acompañan a los sentidos. Y disfrutar del amor, aunque sea poco a poco, aunque tenga que ser sin pegar bocados de avaricia. Así está mejor. ¿Me acompañas?